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jueves, 24 de junio de 2010

"El oro rojo"

Seguramente, de los recuerdos mas placenteros y agradables que me quedan de mi ya lejana infancia, sea el estar en la cocina de mi casa,con mis padres y mis dos hermanos, formando un círculo alrededor de un gran barreño. Juntos nos afanábamos en ir metiendo, lenta y concienzudamente, los tomates recién troceados que llenaban semejante recipiente. Las botellas, una vez llenas del "oro rojo", suculento manjar de dioses, eran tapadas sus bocas con un trozo de periódicos que se ataba con un hilo, después de haberse completado el cuello con un chorrito de aceite.
Recuerdo las cenas invernales, con los dos huevos fritos, la sardina en aceite y un buen "bajón" a la botella de los tomates.
Ahora tenemos tomates durante todo el año, pero ya no son "los mismos". Los invernaderos lo presentan con un gran color, forma y tamaño, pero están carentes de lo mas importante: su olor y sabor característicos. En Extremadura hay que esperar al verano para volver a disfrutar de semejantes placeres.
Tenemos en la agricultura una importantísima fuente de ingresos y beneficios añadidos con la manufacturación pero no debemos olvidar que estamos en el XXI y ahora hay que ponerse "los @" y, sin olvidar nuestros orígenes, nuestros signos de identidad como pueblo agrícola y ganadero, seguir apostado fuerte por los nuevos procesos productivos y de desarrollo acorde con las necesidades de actuales.

miércoles, 16 de junio de 2010

Por Europa


Europa de capa caída. Eso parece desprenderse de hasta el "poco" interés que ha despertado este tema en el blog. Pero es muy importante que no perdamos el norte. Europa somos todos y, lo que le ocurra a ella, incidirá poderosamente en cada uno de sus países miembros. Además, como europeísta, creo que estos momentos son cruciales para el desarrollo de la Europa que muchos anhelamos: una Europa unida en la diversidad pero fuerte en sus decisiones. Una Europa alejada de los nacionalismos, regionalismos y localismos estériles que solo buscan la defensa de lo particular por encima de lo común y propio. Una Europa fuerte, unida en un proyecto común e ilusionante, nos alejará de los viejos fantasmas nacionalistas. Eso no quiere decir, por supuesto, que olvidemos los rasgos diferenciales, el acerbo común de cada pueblo, pero sin perder de vista siempre que "la unión hace la fuerza". En los tiempos que corren, con una China en total expansión, unida y fuerte, con unos países emergentes como Brasil, con unos EEUU cerrando filas, etc., la no construcción definitiva de una Europa política y económicamente fuerte, nos aboca al fracaso y al ostracismo mas absoluto.