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lunes, 26 de diciembre de 2011

"AÑO CERO EN FIN DE AÑO"

"AÑO CERO EN FIN DE AÑO"
Aunque en la pasada primavera tuve mi bautizo de fuego en los rápidos de “la joya”, no fue hasta este diciembre cuando supe lo que era el pánico en cada uno de los poros de mi piel.
Me encontraba buceando en la famosa “sima de los encantos”, no habían sonado aun las campanadas de medianoche cuando, de improviso, mis pies resbalaron sobre el suelo húmedo e inestable. Todo mi cuerpo se precipitó a lo más hondo de la “gran poza”.
Una corriente impetuosa y potente me arrastró por estrechos pasadizos. Mi cuerpo se aplastaba, cada vez más, contra las paredes, dejando mis pulmones sin una brizna de oxígeno. Mi corazón latía y latía a un ritmo ensordecedor, pareciendo que quería escapar por mi boca.
Luego la obscuridad se hizo total. El silencio aterrador.
Por un momento, que se me antojó un siglo, me pareció perder el conocimiento.
Luego, una luz cegadora, unos ruidos infernales, metálicos, penetrantes.
Me oí gritar a todo pulmón y, por fin, los cálidos brazos de mi madre.
Sonaron las doce, ya estaba aquí.