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sábado, 10 de octubre de 2009

"YES, WE CAN"



Ayer me desperté, en la bella ciudad de Philadelphia, con la noticia de la nominación de el presidente Obama, como nuevo Nobel de la Paz.
Si algo hay que decir a favor o en contra de tal nominación es el gran revuelo que la noticia ha levantado a un lado y otro del Atlántico.
Personalmente me produjo una primera sensación de incredulidad: no me parecía posible que, un mandatario con pocos meses de mandato, hubiera podido hacer ya suficientes méritos como para recibir uno de los galardones más importantes que puede recibir un ciudadano del mundo.
Luego, mas reposadamente, comencé a intuir las poderosas razones que han podido llevar a la “Academia” a tal decisión.
Seguramente el presidente Obama no ha tenido suficiente tiempo para realizar suficientes “obras” por la Paz pero, sin lugar a dudas, ha llenado de ilusión y esperanza a millones de personas de todos los continentes, credos, razas e ideologías.
Su “yes, we can” ha devuelto al ciudadano el poder de cambiar las cosas o, por lo menos, de intentarlo. Ha abierto “puertas” en distintos espacios “cerrados a cal y canto”, caso del replanteamiento de la retirada de tropas de distintos conflictos armados, de la posibilidad de “desterrar” definitivamente el affaire ruso-americano-europeo por el célebre “escudo antimisiles”, sin olvidar tampoco los continuos “guiños” a árabes, chinos, palestinos, norcoreanos, etc. Pero, por encima de todo, es el aire fresco que, como en este otoño neoyorquino lleno de colorido y luces , parece haberse instalado en la política mundial tras la llegada de Obama.
Ya sabemos que no todo van a ser parabienes, que la opinión pública, caso de la encuesta que “Hoy” publica en sus páginas de internet, no comprenden o aceptan fácilmente tal nombramiento pero, respetando todas la opiniones, me gustaría que diéramos una “oportunidad a la Paz”, aunque sea a costa de equivocarnos.

domingo, 4 de octubre de 2009

Universidad y funcionariado


La Universidad de Extremadura tiene una asignatura pendiente sin lugar a dudas: La EXCELENCIA.
Ya sabemos que nos encontramos en "los confines del imperio", que profesores de gran talla intelectual, académica e investigadora, prefieren desarrollar su trabajo en los "grandes “centros universitarios españoles o foráneos", que nuestro presupuesto no alcanza el de otras universidades, pero también hemos tenido en nuestra mano el gran interés mostrado por las autoridades autonómicas, por ser una universidad nueva y con todo por hacer, etc.
Decía mi madre que "mas vale ser cabeza de ratón que cola de león". Ahí es donde puede encontrarse nuestra fuerza de cambio y mejora en busca de esa "excelencia" deseada y necesaria.
Con respecto al tema de la evaluación y reconocimiento de méritos, en el campo del funcionariado, me temo que es otra de las asignaturas pendientes y que no veo "ganas" de llevarlo a cabo. Es un pilar imprescindible para la mejora del servicio y, sobre todo, para la motivación y el reconocimiento de los funcionarios. Después de 40 años de trabajo, el reconocimiento recibido de la Administración, de toda una generación de profesionales de la enseñanza, fue unas palabras generales y "un reloj". Tantos y tantos funcionarios que, con su esfuerzo y dedicación entusiasta, se han ido dejando "la vida" en post de una mejora de la función pública, han sido tratados todos por igual a lo largo de su dilatada vida de trabajo.