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viernes, 3 de octubre de 2014

Puesto el pie en el estribo...



EL ÚLTIMO DÍA.




Como decía el insigne D. Miguel de Cervantes: "puesto el pie en el estribo, Monseñor esta os escribo", aunque en esta ocasión solo sea para alejarme del ruido ibérico (espero), que me martillea incesantemente con temas que se me antojan manipulan la realidad.

El primero, por ser el más sangrante, es la situación social que vive España. Un paro galopante, cruel y demoledor que está llevando a nuestros jóvenes (y no tanto) al exilio o a la falta absoluta de futuro. Mientras, el gobierno de turno, mueve los hilos del poder mediático, para torticeramente hacer creer al incauto ciudadano, que "la cosa va bien", que estamos mejorando y que "al año que viene...".

El segundo tema que nos trae de cabeza, es la desmembración del estado español. Una situación que se ha ido enquistando con el paso de los años, sin que nadie estuviera detectando el cambio de orientación ciudadana y a la que, el gobierno central, solamente responde con un "no está en la Constitución". Como si la carta magna fueran las tablas de Moisés escritas en piedra. Y me temo que, en estos momentos, las tablas se pueden romper por algún sitio, si no se da una respuesta más coherente con el estado actual de la cuestión.

El tercer tema, no menos importante que los anteriores, radica en la corrupción generalizada que nos ahoga como sociedad sana. Un día sí y otro también, los medios de comunicación nos desvelan una trama tras otra. Todo parece estar contaminado, desde los poderes políticos a los económico, de los empresarios a los agentes sociales. El ciudadano de a pie asiste atónico a este descrédito generalizado de una sociedad "gobernada" por una oligarquía política/financiera/empresarial que ha hecho del pelotazo y la corrupción su lema de vida.

Y por último, dentro de los cien que me dejo en el tintero, yo situaría el descrédito de nuestra Democracia participativa, donde se vota cada cuatro años a unos señores que ni los conocemos realmente,  ni nos representa, ni miran por nuestros intereses, sino para el voto ciego y unánime a las consignas de su partido.

El caldo de cultivo ya está en el puchero, puede haber llegado el momento de que, el "iluminado de turno", pesque en el rio revuelto de una sociedad sin valores que los busca desesperadamente.

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